lunes, 30 de enero de 2017

De vez en cuando

Angustia, preocupaciones, imaginación, sueños frustrados y temores. Un bajón. Ese nunca pitó. Nunca reemplazó al vicio por el viaje, ni al pucho por la flor. Dos respiros y ocho panoramas. Solían decir que era increíble, porque de repente todo era más feliz. Insomnio, dolores musculares, desconcierto, pensamientos inoportunos, cosas que había que tirar. Un ratito de paz y unos minutos de silencio. Es necesario un encendedor y una ventana para empezar a viajar. Hay que irse, aparecer y desaparecer. Estar y no estar.

Los pensamientos corren de izquierda a derecha y de arriba abajo. Todas las opciones son válidas, las excusas viables, las canciones temones y los amigos hermanos. Diferentes provincias, países e idiomas. Miles de kilómetros de distancia o tan cerca como un respiro. La sensación es la misma y el viaje no cambia. La primera inspiración fue la mejor decisión del traslado hacia lo desconocido.

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