Unas pocas palabras y unos cuantos kilómetros, así lo resumiría. Le ganó por cansancio, la construyó de nuevo. No lo buscó ni la buscaba, pero se cruzaron. Un mes de análisis profundo en el medio y no alcanzó. La duda era más fuerte y el tiempo cada vez más rápido. Las palabras fueron hechos y la relación surgió. No se sabe bien de dónde, cómo ni por qué, pero acá están. Titubeando entre medio de proyectos, dudas, coincidencias y unas cuántas diferencias pero cada vez más fuertes. Es amor del bueno.
Desde el Sur era blanco o negro, mientras que desde el Norte se veía gris, y terminó siendo transparente, ¿existe algo mejor que la transparencia?. Después de estar en una nebulosa constante de idas y vueltas y de promesas y desilusiones el camino se hizo recto. Las opciones eran claras y la decisión era propia, el resto estaba dicho.
Ojos sinceros, sonrisa intacta y un cuerpo que te daba ganas de abrazar y no soltarlo nunca más. Un corazón grande como una mansión que había que reconstruir cuidadosamente. Se enamoró de un par de gestos pícaros que lo conquistaron sin querer.
Opuestos por donde los mires. Enorme, tranquilo y centrado. Chiquita, loca y distraída. Así les funciona. Él le puso los pies en la tierra y ella lo invitó a volar...
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